Cuando escribo estas líneas falta una semana
para que de comienzo la tradicional “Velá de Sant´Ana” 2015, fiesta que este
año nos trae como aliciente el estreno de Delegada de Distrito: Carmen
Castreño.
Ante todo, mi más cordial saludo de bienvenida y mis mejores deseos en el
desarrollo de su gestión. Para Carmen, este cambio de responsabilidad, no le ha
supuesto, en lo físico, nada más que un breve recorrido río arriba. Justo tres
puentes: Delicias, San Telmo y Triana. Como si el río vertebrase su vida. O
mejor diría el agua, porque no hay que ignorar el tiempo que estuvo en Ceuta al
frente de su puerto. Ahora ha venido de dirigir el Puerto de Sevilla a dirigir
el Puerto de Triana, que aunque ahora sin barcos, sigue guardando aromas a
brisa de mar que suben río arriba desde Sanlúcar…
Los prolegómenos tradicionales de la fiesta han transcurrido por sus cauces
habituales. Se han nombrado los trianeros adoptivos: El pintor Juan Valdés, el
músico Pascual González y el profesor de Arte de nuestra Universidad Enrique
Valdivieso. El pregón correrá a cargo del rapero Junior Miguez y los trianeros
del año serán Jessica Cánovas “La Flaka”, cantante; el médico Carlos Martínez y
la periodista Nuria del Saz. El cartel ha sido realizado por la pintora
onubense, Isabel Castilla. Enhorabuena a todos.
Yo me voy a quedar en mi puesto de observador de “La Velá”. Desde hace algunos
años, se han venido agudizando algunos problemillas que han ido marcando la
fiesta en algunas de sus facetas fundamentales, problemillas a los que les he
ido siguiendo la pista desde mis colaboraciones en la “Revista Triana”, el lamentablemente
desaparecido periódico “Triana Crónica” y en el programa radiofónico y en la
revista digital, titulados ambos, “Sevilla en tus manos”.
Estos problemas se podrían enumerar en pocas palabras: Las banderas, la música
en las casetas, el nivel de decibelios, las pañoletas y la vigilancia. Creo que
la solución de cualquiera de estos problemas, en los que ahora no ahondo y solo
enuncio, no pasan ni por las prohibiciones, ni las limitaciones, ni las
uniformidades, tanto estéticas como acústicas.
Sé que es fácil poner el dedo en la llaga sin aportar soluciones. Las
soluciones existen, pero no tendrían cabida en este recuadro. Lo importante es
que “La Velá” no deje de serlo. Hay que volver a sus raíces.
Importante responsabilidad la de Carmen Castreño a la que, como dije más
arriba, le deseo lo mejor en esta nueva singladura de su carrera fluvial.